viernes, 4 de febrero de 2011

El 5 a las 5, mañana es el gran día.


No será flor de un día...



¿Os acordáis de Ellos?... ¿No?, A ver: tocad el cañón de vuestras pistolas, que aún están calientes, palpad las muecas de sus cachas. Que os hablo de los muertos, de las victimas; de nuestros mártires que no pudieron defenderse, que no pudieron reivindicar nada, que no pudieron gritar ¡viva España!, a pesar de morir sólo por su condición de español. ¿Os acordáis de ellos? ¿No? Pues mañana, cientos, miles de padres sin hijos, de hijos sin padres, de viudas, de mutilados, de vejados, de españoles con el corazón de luto, os refrescarán la memoria. La plaza de Colón (Madrid) se convertirá en epicentro de una voz atronadora: NO. No treguas, no en mi nombre, no condiciones, no amenazas, no pistolas con balas en la recamara, no magnánimas traiciones. No. Y sus ensordecedoras ondas alcanzaran a todos los españoles, hasta el último rincón del más recóndito pueblo. ¿No os acordáis?... ¿No?, sí hombre, sí, matasteis a hombres, mujeres y niños con la pasividad y sangre fría de un psicópata. Sin remordimientos, sin escrúpulos; sin darles la oportunidad de miraros a la cara y llevarse al cielo el recuerdo de su verdugo. Vuestras parabellums, vuestras bombas, al aullido, --más que grito-- de ¡gora euskadi askatuta!, vomitaron muerte y traición, escupieron cobardía y vileza; abominables celadas que, muy a vuestro pesar, encontraron heroicidad y abnegación en esas vidas sesgada, mutiladas. Y orgullo, un inmenso orgullo y una triste impotencia en todos nosotros. Más, vengativo consuelo: vosotros jamás sentiréis nada parecido, porque no encontraréis un hombre  español capaz de dar un tiro en la nuca.

Este Gobierno, u otros venideros, como ya lo hicieran otros pretéritos, intentarán engañarnos, embaucarnos con fraudulentos apaños, con hipócritas compromisos. Todo es una monumental mentira. Nosotros lo sabemos de sobra y ellos también.   

Y así viene a ocurrir, por ejemplo, que cuando los cobardes políticos, sueltan a los cobardes psicópatas, los cobardes patriotas los enaltecen, los agasajan, los encumbran, mueven la colita a su alrededor hasta que se les cae.  Esto es así, a pesar de lo escrito, lo hablado, lo peleado, lo ganado y lo perdido. Es lo que buscan. Inexplicablemente, se sigue confiando la libertad de la nación, la vida y la hacienda, a asesinos capaces de descerrajar un tiro a traición, de poner bombas que matan a niños e inocentes. Pero, ¿Qué mente, medianamente civilizada, medianamente lógica, puede ver en esta gente, libertadores, héroes, luchadores? Quién es capaz de matar a traición, es capaz de cualquier traición. Como no tiren de la cadena, les puede llegar la mierda a las cejas. (Nunca mejor dicho) Claro que en éste caso no es gratuito, puede costar más sangre. Aún. 

Saludos y gracias a todos.